viernes, 11 de septiembre de 2009

5 años de con-miserar

Entré hace 5 años a un grupo que empezaba a formarse como CVX, buscando amigos y un espacio en que fuera normal querer algo para el mundo y no sólo preocuparse por el antro, las calificaciones y los novios. La verdad, la primera junta no estuve segura de querer entrar. Por cuestiones varias, aún en ese lugar en que se hablaba de buscar un mundo mejor, de crecimiento, de Dios y de los pobres, me sentí lejana, pero necesitaba un grupo de referencia, me urgía, así que me quedé.

Hoy, 5 años después, casada y pensando en tener un hijo, me sigo sintiendo un poco lejana, distinta. Hay situaciones que no comparto, decisiones en las que no con-vivimos, perspectivas distintas. Y sin embargo sigo. ¿Por qué?

Ese grupo incipiente, ahora distinto por el paso del tiempo sobre la gente y por el paso de la gente sobre la otra gente, se convirtió, efectivamente, en mi grupo de referencia. Cierto, me siento a ratos distinta, pero también a ratos me siento identificada y acompañada y apoyada… Con esas personas he compartido 5 años de utopías y sueños (unos incluso, que ya se han hecho realidad). He compartido, y me han cuestionado y acompañado en decisiones importantes, en momentos de crecimiento y estancamiento, y he vivido con ellas sus procesos y sus sueños, aprendiendo de todas y cada una algo diferente y valioso.

Aunque me sienta distante a ratos, me siento más cercana cuando platico de frente con alguno de ellos o ellas y sus ojos me reflejan la misma luz apasionada por la justicia que yo siento, o más aún, cuando mi lucha se había dormido y ellos la despiertan. Me siento más identificada platicando sueños compartidos, y más hermanada escuchando o resolviendo problemas sólidos como muros.

Me ha ayudado muchísimo que nos confrontemos, que seamos capaces de cuestionarnos unos a otros, de despertarnos cuando se nos duerme el gallo y nos dejamos llevar por la corriente de lo cotidiano, o rescatarnos cuando nos ahogamos en un vaso de agua. No voy a mentir, creo que podemos dar más en este sentido, pero con lo que tenemos basta para que sean ellos y ellas mi grupo de referencia.


P.D. ¿Cómo estoy yo?

Últimamente me ha regresado esa sensación de soledad extraña de hace 5 años. Tal vez debido a ese grupo de referencia y a la relación profunda que se que puedo llegar a tener (por experiencia) con los verdaderos amigos, que me haga buscar en todas las personas algo que no es fácil de encontrar. Me gustaría tener más espacios, si no tan sólidos, sí profundos, para platicar, por ejemplo, con parejas jóvenes que estén más cercanas a lo que yo vivo, pero no de fotos de boda y de aparatos para desinfectar biberones, sino del sentido de tener o no tener hijos en un mundo como el nuestro, de cómo educar en la justicia o de lo que Dios nos pide como pareja.

Tal vez le pido mucho del mundo, pero cómo no, la verdad es que estoy segura de ser la consentida de Dios*, y a ratos uno se acostumbra. Tengo todo lo que cualquier mujer pudiera desear, bueno, al menos lo que yo deseo. Soy absurdamente feliz y plena en mi vida de pareja, me siento útil y contenta en mi trabajo, y confirmada con mi proyecto de vida. Estoy, cierto, donde no quería estar (trabajando en león con colonias suburbanas y no en alguna selva perdida con indígenas ancestrales), pero Dios me ha hecho morderme la lengua varias veces al respecto, y una vez más, por qué no, ya cambié de opinión: Al menos por ahora, este es mi sitio.


Saramaría.
Agosto 2009

* ¡¡Lo bueno de Dios es que puede tener muchas consentidas!!

1 comentario: